Cruzó delante de los troncos de la enredadera. Vi la sombra tenebrosa
e inmensa. La luz difusa de la calle la volvía más enigmática. Lo vi a pesar de
su sigilo, me estremecí. Sobre la medianera divisé las formas de las ramas: el
nudo de ahorca, el ojo tuerto… El chirrido del colectivo de la madrugada lo
puso en alerta. Estiró el lomo mirando por la ventana. Saltó entre las cortinas
y me atacó. Grité desaforadamente y distinguí entre las sombras al gato que
ronda por los techos. Huía espantado.
Enero / 2024
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