Algunas razones para tener en mente al momento de escoger entre la chica
del bar o la de la biblioteca, la del maquillaje corrido o la del morral
repleto de libros.
Salir con chicas que leen por Rosmary Urquico
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra
una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su mochila siempre
llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente
los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el
libo que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un
libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede
resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica
que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si
le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura
un tanto natosa y flota encima de café porque ella está absorta en la lectura,
perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que
te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian
ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre manos.
Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser como ella.
Es fácil
salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en
cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o una canción.
Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y
hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es
consiente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras
va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si
lo hace.
Por lo menos
tiene que intentarlo.
Miéntele. Si
entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de
las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin
del mundo.
Fállale, la
lectora sabe que el fracaso lleva al climax y que todo tiene un final, pero
también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda
parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aún así
seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que
toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué
tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas
maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha
de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te
llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a los dos de la
mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una
taza de te y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas,
pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si
fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás
con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía
haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes,
tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella leerá a tus
hijos The cat in the hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el
mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los
poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una
chica que lee porque te lo mereces, Te mereces una mujer capaz de darte la vida
más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas
trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres
el mundo y los mundos que hay más allá, invita a una chica que lee.
O mejor, a
una que escriba.
Me encanta este texto!!!!
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