Abro la puerta del zaguán. Respiro el aire de la sala. El balcón del comedor sigue con la cortinita de encaje. Mientras la llamo me inunda el olor familiar, mezcla de jazmines y canela. Cruzo la mampara con vidrios de colores y la galería de la parra. Mi abuela aparece risueña con su batón y sus zapatillas gastadas. Trae un plato con mi budín preferido, humeante. Yo corro a abrazarla. En el fondo veo el jardín que parece una selva.
En las noches regreso, entre sonrisas y lágrimas, ella me sigue esperando.
Diciembre / 2024
Publicado en la Antología "No te distraigas" Macedonia Ediciones - Abril /2025


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