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Salta Capital, Salta, Argentina

jueves, 18 de septiembre de 2025

Crónica: "Los últimos fríos de agosto"

 

En la esquina de Reyes Católicos y Las Palmeras el frío se siente más intenso. Una pareja pasa rápido al lado mío. Van con poco abrigo, tal vez salieron al mediodía a trabajar, cuando el sol de invierno auguraba una temperatura más alta. Otros van cubiertos hasta la cabeza. En este punto, la parada del colectivo que va a la universidad, suele estar muy concurrida. Pero a esta hora, ya no hay nadie esperando.

Un auto sale de cargar nafta, acelera y se mete entre otros dos. Cruza la calle cuando el semáforo ya está en rojo. Del otro lado recibe un bocinazo. Un grupo de chicos con uniforme de escuela, despreocupados por el frío y por cualquier cosa que pase a su alrededor, viene caminando en sentido contrario al del auto que acaba de salir. Casi los atropella.

Dos ciclistas también pasan el semáforo en rojo. Uno de ellos da la vuelta en U por la avenida. Una señora circula en moto con un chico atrás, no usan cascos.  Está claro que en Salta nadie respeta las normas de tránsito.

Una camioneta grande sale de la estación de servicio y los autos le dan paso, parece que es cuestión de tamaño. Algunas son tan enormes que, cuando voy en mi auto y las veo por el retrovisor, me apuro para que pasen. Con sus faros que encandilan, las imagino como un monstruo que me persigue para comerme.

La tarde se va apagando mientras las luces de la calzada se encienden. En el sitio donde está el cartel con los precios de los combustibles, hay un cantero con unas pocas flores blancas chiquitas. Creo que todavía no tienen el coraje para abrirse.  

Miro los árboles que están en la platabanda de la avenida. Solo uno de los lapachos tiene flores. ¿Será porque el invierno fue más crudo este año?

Voy hacia la vereda del frente y me quedo un momento bajo el lapacho florecido. Desde la esquina viene un viento helado, que hace llover flores sobre mí, como una bendición. Vienen a mi memoria los días de agosto cuando nació mi hija. Yo sentía que esos árboles rosados anunciaban que era una niña. Desde entonces, todos los agostos, cuando contemplo los lapachos, me envuelve un sentimiento de gratitud por la vida, y sonrío a la primavera que ya se está anunciando.


Agosto/2024 

Publicado en la Antología "Escritos de viajes" del Taller Una Voz que cuenta - Octubre/2024


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