En la oscuridad de tu entierro de cenizas, perdiste tu materia
orgánica y te fuiste transformando en un fósil, manteniendo tu apariencia de
madera. Ya no había dinosaurios que caminen sobre el suelo que te ocultaba.
Tampoco estaban los humanos para utilizarte como herramienta.
Los movimientos de la tierra, los glaciares y los ríos, te dieron
a luz a la superficie. Llegaron los hombres y les fuiste útil en las
cacerías. Ocupados en sobrevivir, buscando qué comer y cómo defenderse,
no descubrieron la belleza contenida en tus entrañas.
Se escurrieron incontables siglos de historia, hasta que algunos
te encontraron. En un bosque petrificado, tu aparente inutilidad se convirtió
en fascinación. De cosa inadvertida te volviste un objeto de estudio. ¿Cuántos
minerales guardás en tus profundidades? Al fin el hombre entró en tu
existencia, albergue de la memoria del universo. Un ser insignificante
analizando la grandeza de tu misterio.
Llegaste a mi tiempo como roca apreciada en la manta de un
artesano. Te encontré, me sedujo tu apariencia. A través de un intercambio
comercial, pasaste a ser de mi propiedad, como si se pudiera comprar la
historia del universo que hay en vos. Así, una parte del enigma del cosmos
entró en mi historia.
Estás en mi escritorio pisando papeles urgentes e importantes.
¿Devaluada? ¡De ninguna manera! Sos testigo de mi día a día, te convertiste en
mi compañera. Algún día yo desapareceré de los lugares que habito, y vos serás
parte de mi herencia y de la herencia de mis descendientes, porque sos el
infinito y la eternidad.
Bibiana Paesani
2do Premio “Segundo Concurso Literario Provincial de
Cuentos”
@Capitulodosradio @Araozediciones
Noviembre/2024
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